Después de la publicación de una entrevista el pasado sábado 3 de febrero de 2024 en el n° 785 de LOC, suplemento del diario El Mundo, con un título altamente alarmista, y los comentarios a los que ha dado lugar en otros medios, un grupo de historiadores, usuarios del archivo de la Fundación Casa de Medina Sidonia, sita en Sanlúcar de Barrameda [Cádiz], queremos reaccionar enérgicamente ante las graves e infundadas acusaciones que la entrevistada, doña Pilar González de Gregorio y Álvarez de Toledo, hija de la difunta duquesa de Medina Sidonia, vertía sobre el archivo y sus condiciones de uso y de conservación.
Hace falta cierta ignorancia y una buena dosis de frivolidad – además ganas de escandalizar al lector – para lanzar una supuesta llamada de socorro, con afirmaciones sin fundamento real ni científico alguno.
Todos y cada uno de los que hemos investigado en sus fondos –y somos muchísimos– coincidimos al considerar que el AGFCMS (Archivo General de la Fundación Casa de Medina Sidonia) impone para la consulta las medidas de seguridad en vigor en cualquier archivo serio, público o privado, español o extranjero y las aplica con la máxima exigencia. Ni documentos, ni objetos – salvo el ordenador personal o un folio y un lápiz – en la mesa de trabajo, ni bolsos ni estuches, nada. Es de ley añadir que la persona encargada de atender a los investigadores, doña Caridad López, que fue formada durante años por la propia organizadora del archivo, la difunta duquesa de Medina Sidonia, es una garantía absoluta del cuidado intransigente que se nos exige en la lectura de cada documento y en el manejo de los legajos, a la altura del respeto que su antigüedad merece y del que doña Caridad profesa a la documentación del archivo, a la Fundación y al legado de la duquesa por entero.
En cuanto la ordenadísima instalación de los 6.316 legajos en estanterías de madera, que fueron hechas a medida por deseo de la duquesa doña Isabel, es totalmente coherente en su disposición con los índices que guían al investigador, y en su conservación con los postulados de sostenibilidad que la Fundación adopta para todo el patrimonio que le fue confiado. La madera y el papel, o el pergamino, parecen llevarse muy bien a nivel ambiental y atmosférico porque no se ha producido la más mínima degradación en la conservación en los más de cincuenta años que llevan in situ, desde que la duquesa los recuperó, limpió, ordenó y describió después de un largo y nefasto paso por el guardamuebles madrileño de donde los rescató. Las ventanas herméticas y sus amplias contraventanas, revisadas periódicamente, fabricadas con materiales nobles como la madera, entre otras cosas por respeto al entorno estético, permiten uniformizar los cambios de temperatura y proteger los legajos de la luz. Un buen aislamiento hace el resto, así como la alarma o las cámaras que lo defienden contra otras posibles agresiones. Los investigadores, salvo excepciones muy ocasionales y siempre acompañados, no tenemos acceso al depósito de los documentos.
Personalmente, como probable decana de los investigadores de este archivo, puedo dar testimonio de su utilización y condiciones desde hace casi cuarenta años, puesto que, periódicamente, he trabajado en él desde julio de 1985. En el año 2000, doña Isabel creó una fundación con el fin de preservar unido el patrimonio, que, desde 1297 y a lo largo de más de siete siglos, se fue concentrando en este promontorio sobre el Guadalquivir – archivo, palacio, contenido, jardines. El objetivo era asegurar su supervivencia, evitar su dispersión y su venta troceada. El conjunto palacio-archivo-jardines es desde siempre una seña de identidad de Sanlúcar de Barrameda cuyo ayuntamiento, junto a la Diputación de Cádiz, la Junta de Andalucía, el Ministerio de Cultura y el duque titular constituyen la Junta de patronos que la dirige, y que está presidida por doña Liliane Dahlmann, presidenta de la Fundación y viuda de la duquesa. Doña Liliane, historiadora de formación, co-gestionó con la fundadora el archivo desde su llegada en 1983 y participó durante veinticinco años en todos los proyectos culturales de difusión del saber y de los valores que defendió la duquesa Isabel y que ha proseguido la Fundación después de su fallecimiento en 2008.
Por lo demás, una docena de personas de varia condición, en su mayoría sanluqueños, aunque no solamente, constituye el Consejo Asesor al que me honra pertenecer, el cual, como su nombre indica, solo tiene un cometido orientativo no vinculante. Tanto la presidenta como los miembros del consejo asesor y los investigadores más allegados esperamos con ansia que alguna de las Instituciones patronas (Ministerio de Cultura o Junta de Andalucía) tome cartas en el asunto y se haga cargo de la Fundación para que esta pueda con toda serenidad seguir con el cometido que le confió su fundadora. Es desde hace años nuestro deseo más ferviente y apelamos a ello.
El archivo, cuando en 2008 falleció la duquesa Isabel, prosiguió su andadura, dirigido por doña Liliane Dalhmann, secundada por doña Caridad López. Durante estos dieciséis años el buen número de libros y artículos publicados, así como varios másters y tesis, leídas en España y en Francia, a partir de documentación de primera mano del AGFCMS, dan fe de la investigación activa y de la calidad científica que se da entre sus muros.
Araceli Guillaume-Alonso.
Catedrática emérita de Civilización e Historia de la España Moderna
Sorbonne Université, París (Francia)
“Indignados e indignadas por el citado artículo-entrevista, por lo que dice y por lo que sugiere, y en aras de la verdad y la justicia, investigadoras e investigadores conocedores del AGFCMS queremos sumarnos a este testimonio”:
- Juan Luis Albentosa Aja. Director técnico del Archivo y de la Biblioteca Franciscana De Fondos Antiguos de Murcia
- Domingo Beltrán Corbalán Doctor en Historia. Profesor Asociado de Ciencias y Técnicas Historiográficas Universidad de Murcia.
- Joan Bosch Ballbona. Profesor titular de Historia del Arte, Universitat de Girona.
- Rogelio Blanco Martínez. Doctor en Pedadogía, escritor, ensayista. Antiguo director general del Libro, Archivos y Bibliotecas (2004-2011) Madrid.
- Juan Luis Carriazo Rubio. Profesor titular de Historia Medieval Universidad de Huelva.
- Soledad Fox Maura Catedrática, Williams College MA, EE UU
- Margarita García Calvo. Doctora en Historia del Arte, especialista en tapices, Madrid.
- Ricardo García Cárcel. Catedrático emérito de Historia Moderna Universidad Autónoma de Barcelona.
- Fátima Halcón Álvarez-Ossorio. Profesora titular emérita de Historia del Arte Universidad de Sevilla.
- John J. Healey. Escritor, novelista. Berkshires, MA, EE.UU.
- Juan Hernández Franco Catedrático de Historia Moderna Universidad de Murcia.
- Rafael Fresneda Collado. Ex director del Archivo General de la Región de Murcia.
- Francisco Javier Herrera García Catedrático de Historia del Arte Universidad de Sevilla.
- Antonio Irigoyen López. Profesor titular de Historia Moderna Universidad de Murcia.
- Pedro Martínez Cavero. Profesor asociado de Antropología Social Universidad de Murcia.
- Antonio Moreno Ollero Doctor en Historia. Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)
- Béatrice Perez. Catedrática de Civilización e Historia de la España Moderna Sorbonne Université, París.
- Francisco Precioso Izquierdo. Profesor contratado-doctor de Historia Moderna Universidad de Murcia.
- Francisco Reyes Marsilla de Pascual. Profesor titular de Ciencias y Técnicas Historiográficas Universidad de Murcia.
- María del Carmen Rodríguez Duarte. Doctora y Catedrática emérita de Historia (Enseñanza Media) Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
- Laureano Rodríguez Llánez. Catedrático de Instituto, Profesor titular de Ciencias y Técnicas Historiográficas Universidad de Sevilla, jubilado.
- Raimundo A. Rodríguez Pérez. Profesor titular de Didáctica de las Ciencias Sociales, Universidad de Murcia.
- Manuel Romero Tallafigo. Catedrático emérito de Ciencias y Técnicas Historiográficas, Universidad de Sevilla, jubilado.