Texto: Fernando Sígler Silvera
Historiador y archivero
Documentos del Archivo de la Delegación Territorial de Salud y Consumo en Sevilla
La investigación histórica en los archivos permite ir acumulando pequeños granitos de arena para contribuir a completar el puzzle de la historia del Sevilla Fútbol Club. Con este objetivo, presentamos una documentación hallada en el Archivo de la Delegación Territorial de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía en Sevilla referida a la trayectoria profesional de una figura ligada a la entidad nervionense durante casi cuatro décadas en la segunda mitad del siglo XX: el doctor Antonio Leal Graciani.
En este caso, se puede decir que tal documentación ha sido recuperada del olvido y del abandono. Formaba parte de un material acumulado desde hacía años en el depósito de dicha institución oficial, en cajas y expedientes sueltos, junto con papeles revueltos, amontonados sin orden, tras una evacuación de urgencia de una nave situada a las afueras de la ciudad –a la que habían sido llevados con anterioridad–, con motivo de un incendio que se había producido en la misma.
Al incorporarnos a nuestro puesto de archivero (1), emprendimos la tarea de rescatar y organizar esta documentación (2). Al comprobar, por las primeras catas efectuadas, que se trataba de expedientes que contenían información sobre las trayectorias profesionales de facultativos que habían ejercido su profesión en Sevilla capital y su provincia durante las décadas anteriores al cambio de siglo, nos preguntamos si ahí estaría el correspondiente al doctor Antonio Leal Graciani. Afortunadamente, lo localizamos dentro de una caja bajo una montaña de otras cajas desordenadas. Tenía una numeración antigua en su lomo, si bien carecía de descripción archivística.
Este expediente, que hemos digitalizado y cuyo contenido hemos descrito, lo adscribimos a la sección de Personal del cuadro de clasificación del Archivo de la Delegación Territorial de Salud y Consumo en Sevilla (3). Una vez rescatado, su curso debía seguir los pasos del ciclo vital de los documentos, una vez transcurrida la fase de gestión administrativa y alcanzada su consideración como documento de valor histórico transferido al archivo central de la institución productora: su inclusión en el inventario de fondos, su incorporación al sistema de información @rchivA de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, cuya finalidad es la gestión electrónica de los documentos de archivo, y, en una fase posterior, su presentación en el portal de difusión @rchivAWeb, cuyo objetivo es la puesta a disposición de los investigadores y ciudadanía en general de la documentación digitalizada para su consulta, con el fin de contribuir a la difusión del patrimonio documental de Andalucía.




El expediente personal del doctor Leal Graciani en el Archivo de la Delegación Territorial de Salud
El análisis del expediente de Antonio Leal Graciani permite conocer los datos fundamentales de su trayectoria profesional (4), desde antes de su incorporación al servicio médico del Sevilla FC.
Nacido en Sevilla el 13 de mayo de 1933, Leal Graciani fue propuesto el 13 de octubre de 1961 por el director provincial del Instituto Nacional de Previsión, Mariano de Vicente Sánchez, al delegado nacional en Madrid, para ocupar, con carácter provisional, la plaza de especialista de Traumatología en Sevilla, con la encomienda de atender a 3.261 asegurados pertenecientes al Ayuntamiento (5). Este médico había sido autorizado para iniciar esta actividad el 1 de octubre anterior. La propuesta de su contratación había partido del propio Consistorio. Al día siguiente, el propio director provincial comunicó al doctor que quedaba adscrito al jefe de clínica, Julio Acal de la Cámara, con consulta en el ambulatorio de la calle José Gestoso, nº 19. El 16 de octubre remitió a la inspección provincial la ficha con sus datos personales, y el 24 de noviembre el subdelegado general de la Seguridad Social le autorizó para desempeñar el puesto de manera provisional. El 6 de diciembre, el inspector provincial le comunicó este nombramiento. Se colegió con el número 2426 (6).
Dos años después, el 26 de enero de 1963, fue su propio progenitor, Antonio Leal Castaño, que también ejercía la Medicina, en este caso como jefe de clínica de Traumatología, quien propuso a la inspección provincial que nombrara a su hijo como ayudante de su equipo. El 1 de febrero, el inspector provincial comunicó a Leal Graciani que para tomar posesión del cargo propuesto por su padre, era condición indispensable que renunciara al puesto que desempeñaba de especialista de Traumatología del Ayuntamiento. El 26 de febrero, el jefe provincial de los Servicios Sanitarios, José Hernández Gil, le comunicó la aceptación de la propuesta para que, con carácter provisional, actuara como médico ayudante de Traumatología, bajo la jefatura de su progenitor, a partir del 1 de marzo, mientras la superioridad no resolviera el nombramiento de manera definitiva. Así, el 28 de febrero causó baja en el servicio municipal –en el que fue sustituido por Manuel Díaz y Díaz–, y el 1 de marzo fue dado de alta como ayudante de Traumatología por la Jefatura Nacional del Seguro de Enfermedad de la Dirección General de Previsión del Ministerio de Trabajo. El 7 de marzo, el director provincial del Instituto Nacional de Previsión, Francisco Avanzini, elevó la propuesta al delegado general en Madrid, con la indicación de que ya había sido autorizado para ejercer desde el primer día de ese mes. El 30 de marzo, el delegado general le autorizó para actuar en este cargo con carácter interino, y el 20 de abril Leal Graciani tomó posesión del mismo. Previamente, había realizado breves sustituciones en su especialidad: nueve días en mayo de 1959; 30 días en agosto del mismo año; 30 días en agosto de 1960; 30 días en agosto de 1961; y 30 días en octubre de 1962. En su nuevo puesto se mantuvo hasta el 31 de julio de 1969 (7).

Precisamente, la jubilación de su padre, que se produjo en esta última fecha, llevó consigo el cese, el mismo día, de Leal Graciani como ayudante, tal como le comunicó el jefe provincial accidental, José Barranco García. Leal Castaño fue sustituido el 1 de agosto por el doctor Naranjo Ruiz, «en régimen ambulatorio sin médico ayudante». Casado con Mercedes González Martín, tenía dos hijos, Antonio Pablo, nacido en 1964, y César Manuel, nacido en 1965.


Médico del Sevilla FC
Antonio Leal Graciani estuvo ligado al Sevilla fc desde que nació, en 1933, pues su padre lo hizo ya entonces socio del club. Cuando terminó la carrera de Medicina, en 1957, tomó las riendas, como médico, del equipo filial, y seguidamente, tras hacer los cursos de medicina deportiva, en la temporada 1963-1964 se hizo cargo de la primera plantilla (8), en la época en la que estuvo de entrenador Otto Bumbel (9), al relevar en este puesto precisamente a su progenitor, Antonio Leal Castaño, que había sido el médico del Sevilla en los años anteriores.
Su declaración de principios como profesional médico del primer equipo la recogió el diario ABC en Historia viva del Sevilla:
«Preferentemente, una medicina preventiva, que es la mejor manera de evitar lesiones serias o al menos de reducir el número de las mismas. También son fundamentales las vacunas y los estudios de comportamiento para analizar las respuestas cardíacas y respiratorias a diferentes esfuerzos. Asimismo hay que analizar la diferente forma de jugar, ya que eso interviene mucho en las lesiones de los jugadores. Hace años, el portero era el puesto más vulnerable y la demarcación que más lesiones tenía; sin embargo, en la actualidad, el guardameta es, estadísticamente, el jugador que menos se lesiona en un terreno de juego» (10).
Junto con su segundo y médico del filial, Francisco Javier Flores Gallego (11), el titular, Antonio Leal Graciani, reconocía lo siguiente (12):
«El médico de un equipo de fútbol tiene que reunir las condiciones propias de un psicólogo, de un internista, las esenciales de un médico cirujano o la indispensable de un traumatólogo», así como que «una de las facetas más difíciles de afrontar es la que lleva al médico a hacer la valoración de una lesión o enfermedad, ya que es en este punto, precisamente donde debe separarse el hincha del médico y exponer claramente una valoración objetiva de qué lesión tiene el jugador y siempre dentro de unas reservas cuánto tiempo tiene que estar alejado de los terrenos de juego».

La revista oficial del club, Sevillismo, publicó un reportaje sobre Leal Graciani (13) cuando finalizó la etapa del entrenador Max Merkel, «Míster Látigo» (1969-1970 y 1960-1971), y se acababa de iniciar la de Yiannis Georgiadis, en la temporada 1971-1972, con la presidencia de José Ramón Cisneros Palacios. Sobre el técnico griego, decía: «El nuevo entrenador trae métodos distintos que, para nosotros, se salen de lo normal». Añadía que «aquí estamos acostumbrados a que casi todos los entrenadores hacen los mismos ejercicios, mientras que este casi todos los que hace nos resultan nuevos». A su juicio, este preparador era «un gran entrenador» que sabía «tratar al jugador, captar su personalidad e infundirle moral, que es algo fundamental». Sobre el relevo de titulares en el banquillo, expresaba lo siguiente: «El cambio supone algo así como comparar el hielo y el calor. Merkel daba una gran importancia, vital, a la puesta a punto física, y éste en cambio, sin descuidarla, le concede una importancia relativa».

«Los métodos de Georgiadis son preventivos; cada vez se producen menos lesiones», afirmó Leal Graciani en el programa radiofónico «Olimpiada», dirigido por Manuel Alonso Vicedo y realizado por Juan Tribuna y Manolo Moreno en la cadena SER y recogido en diciembre de 1971 por Sevillismo. A la pregunta de si el técnico griego era el idóneo para desarrollar la medicina preventiva, el doctor señaló lo siguiente (14):
«Hay que asentar dos premisas. La medicina deportiva se basa en cuidar y mejorar al deportista. Es una medicina puramente preventiva, aunque, ante el hecho consumado de la lesión, habrá que hacer que esta dure el menor tiempo posible. En este aspecto sí puedo decir que el señor Georgiadis ha traído al Sevilla métodos nuevos, ya que verdaderamente es una sorpresa cada vez que se le ve entrenar. Según ha confesado, él basa sus entrenamientos en el desarrollo y composición de figuras animales salvajes, en sus movimientos naturales. Al decir esto quiero indicar que estos métodos, seguros hasta ahora, naturalmente son muy preventivos, puesto que las lesiones cada vez se producen con menos frecuencia. En segundo lugar, el dúo que forman el entrenador y el médico tiene que estar basado en la mutua confianza y amistad. Con el señor Georgiadis esto es muy fácil, puesto que se trata de una persona muy correcta y que, como buen psicólogo, se gana a cualquiera. Luego si estas dos premisas se cumplen, creo que para ejercer la medicina preventiva con este señor estamos precisamente en lo ideal».

Hemos hecho hincapié en la etapa de Georgiadis, en la temporada 1971-1972 por su método innovador que se granjeó el aplauso del doctor Leal Graciani. Pero si en la primera vuelta puso en práctica un fútbol vistoso, en la segunda comenzó un declive que, tras su cese y su sustitución por el inglés Buckingham –previa una efímera interinidad de Fernando Guillamón–, culminó en un nuevo descenso de categoría, pozo del que no salió hasta el ascenso en la temporada 1974-1975, con Roque Olsen en el banquillo y Eugenio Montes Cabeza en la presidencia.
A aquel descenso le siguió un hecho luctuoso que marcó la historia del sevillismo: el desplome en el terreno de juego del jugador sevillista Pedro Berruezo, en el minuto 50 del partido de liga disputado el 7 de enero de 1973 en el estadio de Pasarón frente al Pontevedra y su fallecimiento cuando era llevado en ambulancia al sanatorio (15). Procedente del Málaga, Berruezo, internacional sub-23, se incorporó al Sevilla tras haber descendido el equipo de categoría en la temporada 1967-1968 por primera vez en su historia (16). Se presentó en el Sánchez-Pizjuán en un partido de copa frente al Rayo Vallecano, en el que marcó tres de los siete goles que dieron la victoria al conjunto local. Este jugador contribuyó «de forma esencial a la vuelta a Primera División» (17). Pero tras un nuevo descenso en la temporada 1971-1972, llegará la tragedia. Juan Arza, que ya había estado en el banquillo de manera interina en varias ocasiones, fue contratado de nuevo como entrenador para procurar el ascenso. Tras el segundo partido de la temporada 1972-1973, jugado en Alicante, Berruezo le dijo a Leal Graciani que había sentido mareos. El médico tomó la decisión de enviarlo a un especialista, el doctor Murga de la Vega, para que lo examinase. De las pruebas a las que fue sometido no se dedujo ninguna anormalidad. Pero el 10 de diciembre, sufrió un desvanecimiento a los diez minutos del inicio de un partido frente al Baracaldo disputado en el Sánchez-Pizjuán. El jugador se repuso y al final del encuentro «se le sometió a toda clase de pruebas médicas» por parte de una comisión de especialistas integrada por los cardiólogos Bernardino Fajardo y Francisco de la Vega, el neurocirujano Manuel Murga y los doctores Antonio Leal y Tomás Santacruz, bajo la supervisión del doctor Felipe Martínez (18). La comisión le concedió tres semanas de descanso. Reapareció con el alta médica frente al Rayo Vallecano en el campo de Nervión, donde jugó con normalidad y marcó su último gol (19). Juan Arza lo alineó en el siguiente partido en Pontevedra. Lora recuerda el trágico episodio del minuto 5 de la segunda parte: «Oí cómo me llamaba: ¡Enrique, Enrique! Me volví y le vi el rostro contraído y cómo daba un manotazo al aire, antes de caer, llevándose la mano derecha al corazón» (20). Al terminar el partido, Juan Arza, con los ojos llenos de lágrimas, fue dando la noticia al resto de sus compañeros (21). El fallecimiento de Berruezo se sumaba a los de Juan Tornero en 1917 y Enrique Gómez «Spencer» en 1926 (22).
Leal Graciani rememoró el comienzo de aquella desgracia con las siguientes palabras, recogidas por la prensa de la época (23):
«El 10 de septiembre de 1972, en el encuentro Hércules-Sevilla, en aquella ocasión, a pesar de los mareos que sufrió, no me comunicó nada y el tema no tuvo trascendencia alguna. Sin embargo, las molestias se repitieron dos semanas después, en Sabadell. Esta vez sí tuve conocimiento del hecho, por lo que mandé al jugador al cardiólogo y al neurocirujano, pero después de una intensa revisión no le encontraron nada».
Un mes después de aquel suceso ocurrido en Alicante, la revista Sevillismo publicó otro reportaje sobre la labor de Leal Graciani, como médico del club, al inicio de la temporada 1972-1973 (24). Preguntado sobre la nueva etapa como entrenador de Juan Arza, respondió:
«Arza sigue la escuela de Helenio Herrera: entrenamientos en potencia y en velocidad. Sigue una curva, gradual e intensiva, procurando en un principio que el futbolista adquiera fondo para, progresivamente, ir prodigando los ejercicios en velocidad. Otro aspecto interesante de su sistema es, bajo el punto de vista médico, su trato con el jugador. Arza lo hace directamente como el compañero más calificado. Es severo pero justo, y, en cualquier caso, humano. Trata de inculcar a los futbolistas todo su sevillismo y esto también es importantísimo».
Sobre las lesiones, el gran caballo de batalla al que tenía que hacer frente como médico de la primera plantilla, explicó:
«Es importante observar la evolución que ha tenido la casuística de las lesiones más comunes, y ello se debe a dos factores fundamentales: la mejora de las instalaciones deportivas –calzado, campo, cuidados físico-médicos, etcétera–, referida a los esguinces articulares, sobre todo de tobillos, y la mejora de los métodos de entrenamiento aplicados a los desgarros musculares. Como consecuencia de esta evolución se ponen de manifiesto, en primer plano, lesiones que antes no eran tan frecuentes, como las tendinitis derivadas de los entrenamientos en potencia».
Con respecto a otro de los asuntos a los que debía hacer frente desde su parcela médica, el «doping», el doctor Leal Graciani declaró:
«Lo considero tal barbaridad que no comprendo cómo puede producirse ese problema. No es admisible ni siquiera como solución inmediata –un partido vital, por ejemplo–, porque hay que tener en cuenta que el jugador no solo juega un partido importante y el hecho del doping le produce un impacto físico y moral de tal sentido negativo que es auténticamente nefasto (…). En una ocasión ya dije que los jugadores tienen vitaminomanía. Ellos siempre creen que físicamente no van a poder aguantar una temporada y más aún desde que se implantaron los actuales y más duros sistemas de entrenamiento. Por eso es aconsejable un aporte vitamínico que ayude tanto física como moralmente a los futbolistas. En realidad, el aporte vital a los jugadores siempre consistirá en una dieta equilibrada y en evitar el derroche de energías en su vida privada o extradeportiva. De cualquier forma, considero que las mejores vitaminas que pueden tomar son los goles en la puerta contraria».
Con respecto a las características que debía reunir el jugador más completo desde el punto de vista físico, el doctor manifestó lo siguiente:
«En el orden físico el que reúna las dos condiciones más precisas para la práctica del deporte futbolístico: un perfecto aparato cardiocirculatorio y un potente aparato locomotor. Como condiciones accesorias, tener suerte en cuanto al desarrollo de los partidos –todo en el fútbol tiende al traumatismo, al puro golpe– y hacer la vida que corresponde al deportista en el orden privado (…). No fumar, no beber, no cometer excesos, etcétera. En términos generales, el futbolista es un atleta adaptado que, sobre una base natural indispensable, desarrolla mediante el entrenamiento las premisas que hemos citado anteriormente. De ahí que estén dotados para el fútbol los de constitución atlética: tórax ancho, cintura estrecha y musculatura con pocas grasas».
Estas palabras fueron recogidas apenas un trimestre antes de que se produjera la tragedia de Pasarón. Las circunstancias hicieron que precisamente Leal Graciani no pudiera desplazarse con el equipo a Pontevedra. Se había quedado en Sevilla para asistir a un homenaje que le tributó a su padre el personal de la Maestranza –donde había ejercido como cirujano– por su reciente fallecimiento. Un año después, el presidente Eugenio Montes Cabeza impuso a Leal Graciani la insignia de oro y brillantes, título póstumo que la junta directiva había concedido a su padre, Antonio Leal Castaño (25).

No fue el médico sino el sevillista quien publicó en 1995 un artículo en la Tribuna Abierta de ABC con motivo del descenso administrativo a segunda B decretado por las autoridades deportivas y la respuesta que dio la afición (26):
«Mientras las peñas movilizan Sevilla y se nota el poder de convocatoria que tiene una causa justa ante un atropello infinito: No se puede apisonar a los “tocados” por Dios cuando intenta hacer el ser perfecto: español, andaluz, sevillano y sevillista. Miles de ellos se arremolinan en una masa impresionante que claman por un ideal roto de forma brusca, insólita, sorprendente. Si la decisión del castigo fue una bomba, la respuesta que da Sevilla es de las nucleares, estalla a altos niveles y provoca la mayor crisis de la historia del fútbol español (…). El sevillismo nunca había sufrido situaciones altamente peligrosas para su supervivencia, pero cuando lo ha sentido en sus entretelas “han salido sevillistas hasta debajo de las piedras”. Frase suscrita por Suker. Y llega el día después. Hay que aspirar a ser un Ave Fenix, que de las cenizas actuales remonte el vuelo hasta la altura que se merece este bendito club que aúna tanto sentimiento. Para ello es preciso hacerlo con garantía. El consejo se ha ido. Bien, han cometido un error y deben pagarlo, pero, no olvidemos que estos señores son tan sevillistas como los demás y no se debe condenar al infierno este importante patrimonio del club. El sevillismo tiene que ser generoso, nunca rencoroso. Dejemos pasar su particular purgatorio a estos señores, que siempre serán útiles al Sevilla. No olvidemos que “el mejor médico es el que menos se equivoca”. Ahora vendrán tiempos difíciles a corto plazo y no me refiero al tema económico. Nos pasarán factura por el terremoto que hemos desencadenado. Necesitamos defensa en las alturas. Alianzas con los amigos, diplomacia con los que no lo sean. Hombres con inteligencia, personalidad y vocación de modernos empresarios (…). De todas formas, no hay que olvidar que fue su alma, en forma de afición, la que salvó al club: ¿Por qué no hacer una consulta en forma de encuesta ante todo aquel que acredite documentalmente su condición de accionista minoritario o abonado del club?. Dos preguntas concretas: 1ª ¿Quién es su candidato a presidir el Consejo de Administración del Sevilla FC? 2ª ¿Le aportaría alguna sugerencia para el bien del club? Me gustaría que hubiera más de 40.000 consultas (hay que abonarse señores). Que Dios reparta suerte. Y repito el principio: ¿Viva el Sevilla vivo!».
Leal Graciani permaneció durante casi cuatro décadas ininterrumpidas como médico del club, hasta que en 1999, tras sufrir un infarto, se vio obligado a abandonar la entidad blanca. Previamente, había llegado a un acuerdo con los gestores de la entidad –entonces Rafael Carrión como presidente y Herminio Menéndez como director general– por la que la saga de los Leal quedaba adscrita al Sevilla mediante un contrato de larga duración –padre e hijos habían constituido la sociedad médica Legramed–. Leal Graciani falleció en 2002, a los 69 años de edad. Si Antonio Leal Graciani sucedió a su padre, Antonio Leal Castaño, como médico del Sevilla, Antonio y César Leal González, hijos de Leal Graciani, tomaron «el testigo de su padre y su abuelo» (27). Dos años después, sin embargo, el club rescindió este acuerdo. La prensa recogió el descontento de la familia del doctor porque no se le había hecho un homenaje público en el Sánchez-Pizjuán (28).
Epílogo. José Manuel Puelles de los Santos

La recuperación de los expedientes profesionales de facultativos dentro de la documentación, en principio desordenada, de la sección de Personal del Archivo de la Delegación Territorial de Salud y Consumo en Sevilla, localizados en las cajas 138 y 84, relativas a los doctores Leal Graciani y Flores Gallego, respectivamente, invita a rastrear el origen de la institucionalización de la figura del médico del club. Con esta finalidad, volvemos la mirada a la década de los años veinte del siglo xx y nos detenemos en una de las personalidades más destacadas dentro del ámbito de la cultura, del mundo académico, del ejercicio del Derecho y de la teoría y práctica políticas de la época, que ejerció la presidencia del Sevilla hace ahora cien años: Manuel Blasco Garzón. Fue este intelectual quien instituyó la figura del médico del club, al designar para este cargo a un facultativo que aunaba asimismo las cualidades de personalidad de la cultura y de las preocupaciones sociales: José Manuel Puelles de los Santos.
Nacido en 1894 en Sevilla, hijo del médico gaditano José Manuel Puelles Ruiz, especialista en radiología, y de Pastora de los Santos, José Manuel Puelles de los Santos se licenció en Medicina en la Universidad de Sevilla en 1920. Durante su etapa estudiantil, en 1919, escribió un libro de poesía, titulado Rosas de sangre, que presentó en el Ateneo de Sevilla (29), institución de la que era socio desde 1915 y de cuya junta directiva fue designado vocal bajo la presidencia precisamente de Manuel Blasco Garzón en 1926, año en el que, junto con el también médico José María Romero Martínez, fundó la revista Archivos sevillanos de medicina y cirugía.
Fue el primer médico oficial del Sevilla FC, puesto para el que fue designado, según unos, en 1922 (30), según otros durante la presidencia de Manuel Blasco Garzón (31), quien ocupó la máxima representación del club de mayo de 1923 a junio de 1925.
No obstante, el origen de su actuación como médico del equipo puede remontarse al tiempo inmediatamente posterior a la inauguración del campo de sport del Sevilla FC ubicado de la avenida de la Reina Victoria y que se inauguró el 21 de octubre de 1918. En este campo se construyó una caseta, diseñada por el arquitecto Pablo Gutiérrez. Esta sirvió en un principio como casa del guarda y vestuario, y seguidamente fue usada como habitáculo para el servicio médico del club, del que se hizo cargo el doctor Puelles de los Santos (32).
Su actividad política la inició públicamente con su participación en 1926 en un acto de la Tertulia Republicana que significó la unión de las fuerzas democráticas de Sevilla (33). Miembro del Partido Republicano, fue elegido en junio de 1929 vocal de la Junta Municipal Central, presidida por Diego Martínez Barrio, y en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, José Manuel Puelles de los Santos fue elegido concejal del Ayuntamiento de Sevilla por la coalición republicano-socialista. En el consistorio fue teniente de alcalde, presidente de la Comisión de Asistencia Pública Sanitaria y vocal de la Comisión Especial de Aeropuerto.
Militante del Partido Republicano Radical –cuyo líder nacional era Alejandro Lerroux–, el 3 de febrero de 1934 fue elegido por primera vez presidente de la Diputación Provincial de Sevilla, cargo que desempeñó en una primera etapa hasta septiembre de 1934, en que fue destituido gubernativamente, tras la escisión del ala del partido liderada por Diego Martínez Barrio, que creará el partido Unión Republicana. Dentro de la disciplina de UR, el 25 de febrero de 1936, José Manuel Puelles tomó posesión, de nuevo, del cargo de presidente de la Diputación de Sevilla, tras la victoria del Frente Popular –coalición en la que se integró UR– en las las elecciones generales del 16 de febrero de 1936.
Tras al inicio del golpe militar contra la Republica, fue detenido por los sublevados, y el 19 de julio de 1936 fue encarcelado en la prisión provincial. El 5 de agosto fue fusilado a la altura del km. 4 de la carretera de Carmona.
El archivo al que asociamos la personalidad política de José Manuel Puelles de los Santos es el del Centro Documental de la Memoria Histórica, de Salamanca, perteneciente al Sistema Archivístico Español del Ministerio de Cultura, donde localizamos algunos ejemplos de correspondencia con el dirigente de UR, Diego Martínez Barrio (34).

Notas
(1) Tras la superación de una convocatoria pública de méritos, puesto asignado por la secretaria general de la Delegación Territorial de Salud y Consumo en Sevilla, Verónica Rodríguez Peña, 18/10/2024.
(2) Tarea realizada con la colaboración del personal de mantenimiento, almacén y limpieza de la Delegación.
(3) Se trata de documentación de titularidad pública perteneciente al patrimonio documental de Andalucía. El artículo 9.2.c. de la Ley 7/2011, de 3 de noviembre, de Documentos, Archivos y Patrimonio Documental de Andalucía (boe, nº 286, 28/11/2011, pág. 126241), establece que «son documentos de titularidad pública» (…) «los de la Administración de la Junta de Andalucía». Además, el artículo 12.1 de la misma Ley expresa que «las personas al servicio del sector público tienen la obligación de custodiar los documentos que tengan a su cargo» y que «la custodia de documentos de titularidad pública conlleva la obligación de preservarlos» (pág. 126242). Asimismo, el artículo 15.1.a. afirma que «forman parte del Patrimonio Documental de Andalucía los documentos de titularidad pública de cualquier época, recogidos o no en archivos, definidos en el artículo 9» (pág. 26243), antes mencionado. El Archivo de la Delegación Territorial de Salud y Consumo en Sevilla forma parte del Sistema Archivístico de Andalucía, definido en el artículo 26 como «el conjunto de órganos, archivos y centros que llevan a cabo la planificación, dirección, coordinación, ejecución, seguimiento e inspección de la gestión de los documentos integrantes del Patrimonio Documental de Andalucía y de los archivos integrados en dicho sistema archivístico, de acuerdo con el artículo 40» (págs. 126247-126248), que lo clasifica como uno de los archivos que integran el Sistema Archivístico de Andalucía «en razón de su titularidad y gestión» dentro de los «Archivos de la Junta de Andalucía» (págs. 126251-126252). Está registrado con el código de identificación es-41-489 (https://www.juntadeandalucia.es/cultura/archivos/web_es/DetalleArchivo?id=5809).
(4) El artículo 62.2 de la Ley 7/2011, de 3 de noviembre, de Documentos, Archivos y Patrimonio Documental de Andalucía (BOJA, nº 286, 28/11/2011, pág. 126257), establece lo siguiente: «El acceso a los documentos que contengan datos personales que puedan afectar a la seguridad de las personas, a su honor, a la intimidad de su vida privada y familiar y a su propia imagen queda reservado a las personas titulares de esos datos o a quienes tengan su consentimiento expreso. Sin perjuicio de lo dispuesto por la legislación específica, podrán ser consultados cuando hayan transcurrido veinticinco años desde la muerte de los afectados, si la fecha se conoce, o, de lo contrario, a los cincuenta años desde la fecha de los documentos». El doctor Antonio Leal Graciani falleció en 2002 (hace 23 años) y los documentos consultados datan de los años 1961-1971, con una antigüedad, pues, de entre 53 y 63 años.
(5) Archivo de la Delegación Territorial de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía en Sevilla, Personal, caja 138, exp. Leal Graciani, Antonio.
(6) Archivo de la Delegación Territorial de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía en Sevilla, Personal, caja 138, exp. Leal Graciani, Antonio: director provincial a delegado general del INP, 13/10/1961; propuesta del inspector provincial adjunto, Mariano de Vicente Sánchez, 13/10/1961; inspector provincial adjunto, Mariano de Vicente Sánchez, a Antonio Leal Graciani, 14/10/1961; ficha personal de Antonio Leal Graciani, 16/10/1961; inspector provincial adjunto, Mariano de Vicente Sánchez, a Antonio Leal Graciani, 6/12/1961.
(7) Archivo de la Delegación Territorial de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía en Sevilla, Personal, caja 138, exp. Leal Graciani, Antonio: Antonio Leal Castaño a inspector provincial de los Servicios Sanitarios, 26/1/1963; inspector provincial, José Hernández Gil, a Antonio Leal Graciani, 1/2/1963; idem, 26/2/1963; ficha de Antonio Leal Graciani, 1961-1969; director provincial, Francisco Avanzini, a delegado general del INP, 7/3/1963; propuesta del jefe provincial de Servicios Sanitarios, José Hernández Gil, 7/3/1963; subdelegado general de Servicios Sanitarios a Antonio Leal Graciani, 30/3/1963; diligencia del jefe provincial de Servicios Sanitarios, José Hernández Gil, 20/4/1963; certificado del jefe provincial de Servicios Sanitarios, José Hernández Gil, 7/6/1964; jefe provincial accidental de Servicios Sanitarios, José Barranco García, a Antonio Leal Graciani, 29/7/1969; certificados de jefe provincial accidental de Servicios Sanitarios, José Barranco García, 9/10/1970 y 16/1/1971.
(8) «El cuadro médico del Sevilla», en ABC, Historia viva del Sevilla, nº 28, pág. 442.
(9) López Alcón, Manuel: Entrenadores siglo XX (inédito), pág. 14. Este autor recuerda que en la temporada 1963-1964, procedente del Elche CF, Otto Bumbel fichó por el Sevilla FC, «empleando un sistema de juego bastante conservador; defensa de cinco; un centro del campo con dos jugadores, más físico que creador y tres jugadores en punta». Los jugadores más utilizados en la alineación a lo largo de la temporada era la formada por: Mut; Juan Manuel, Donato, Campanal II, Gallego, Rebellón; Cardo, Achúcarro; Diéguez, Cabral y Agüero. En dicha temporada, «el equipo quedó clasificado en noveno lugar con 29 puntos, anotando 33 goles a favor y encajando 38, ganando 9 partidos, empatando 11 y perdiendo 10. En la competición copera, tras eliminar al equipo balear del Constancia de Inca, fue eliminado en octavos de final por el RCD Español».
(10) «El cuadro médico del Sevilla», en ABC, Historia viva del Sevilla, nº 28, pág. 444.
(11) Archivo de la Delegación Territorial de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía en Sevilla, Personal, caja 84, documento sobre Francisco Javier Flores Gallego, 23/5/1989. El expediente de Antonio Flores Gallego contiene la copia de una carta que el doctor Cuder Ortiz, especialista en Traumatología y ortopedia, dirigió al secretario de la Gerencia Provincial del Servicio Andaluz de Salud (SAS) para solicitar una prórroga del contrato del doctor Francisco Javier Flores Gallego –que estaba próximo a finalizar– como ayudante de equipo de Traumatología. Cuder explicaba que Flores llevaba colaborando con él desde diciembre de 1987, tiempo en el que había demostrado «competencia y celo en la labor encomendada (asistencia ambulatoria, intervenciones y hospitalización de enfermos), todo lo cual lo había hecho con disciplina y a plena satisfacción».
(12) Ibidem, págs. 444-445.
(13) «La opinión del doctor. Leal Graciani compara a Merkel y Georgiadis», por Manuel Lorente, en Sevillismo, nº 7, octubre 1971, págs. 5-6.
(14) Sevillismo, nº 9, diciembre 1971, págs. 4-6.
(15) «Tragedia en el estadio. Berruezo, víctima de un paro cardíaco», en Sevillismo, nº 23, febrero 1973, pág. 10.
(16) Castro Prieto, Juan y Rodríguez Jiménez, Agustín.: Breve historia del Sevilla FC. Desde Tablada a mejor equipo del mundo. Sevilla, Punto Rojo, 2010, págs. 154-155. El campeonato nacional de Liga se creó en 1928, pero el Sevilla no tuvo cabida en la primera división porque no cumplía entonces la condición para militar en la misma, haber obtenido previamente el campeonato o subcampeonato de España, y tras no superar una eliminatoria para ocupar una plaza libre, al caer en la final ante el Santander Rácing. El Sevilla consiguió el ascenso a primera división en la temporada 1933-1934, con el abogado Ramón Sánchez-Pizjuán como presidente –había accedido a la presidencia en 1932–, y Ramón Encinas como entrenador, tras proclamarse campeón de segunda («1928/1939 Los primeros títulos nacionales», en Historia, en www.sevillafc.es).
(17) «Pedro Berruezo. Su vida», por Martín Benito, en Sevillismo, nº 23, febrero 1973, págs. 8-9.
(18) Castro Prieto, Juan y Rodríguez Jiménez, Agustín.: Juan Arza. El niño de oro. Sevilla, Andalucía Abierta, 2005, págs. 324-325.
(19) «Pedro Berruezo. Su vida», por Martín Benito, en Sevillismo, nº 23, febrero 1973, pág. 9.
(20) Vidal, Enrique: Enrique Lora. Un pura sangre de otros tiempos. Sevilla. Área de Historia del Sevilla FC, 2015, pág. 122.
(21) Castro Prieto, Juan y Rodríguez Jiménez, Agustín.: Juan Arza. El niño de oro. Sevilla, Andalucía Abierta, 2005, pág. 326.
(22) La Historia completa del Sevilla FC, en www.sevillafc.es, págs. 104 y 107.
(23) El 7 de diciembre de 1972, Berruezo superó el reconocimiento médico en la Mutualidad de Futbolistas, pero tres días después, a los dos minutos de iniciado el partido Sevilla-Baracaldo cayó al suelo. Fue llevado inmediatamente a una clínica, donde los doctores De la Vega y Martínez le pusieron cardiozol e inhalaciones de oxígeno. «Al día siguiente se le dio el alta médica, tras serle realizados dos encefalogramas, que mostraron una total normalidad. «1972-1974. La trágica muerte de Berruezo y la llegada de Biri Biri», en ABC, Historia viva del Sevilla, nº 26, págs. 402-403.
(24) «Lo afirma el doctor Leal Graciani: Arza, severo pero justo, sigue la escuela de H.H.», por M. Ponce Ruiz, en Sevillismo, nº 19, octubre 1972.
(25) Sevillismo, nº 35, febrero 1974, pág. 23.
(26) «¡Viva el Sevilla vivo!», por Antonio Leal Graciani, en ABC, 30/8/1995.
(27) «El sevillismo despidió ayer a Antonio Leal», por Alejandro Delmás. AS, 20/5/2002; «Sentido y multitudinario adiós a Antonio Leal Graciani», en ABC, 20/5/2002.
(28) «El Sevilla pone fin a la «saga» de los Leal», en ABC, 12/6/2004. El homenaje póstumo se le rindió en un partido amistoso en verano de 2004 en Barbate, donde ganó el Sevilla, con Joaquín Caparrós en el banquillo, por 1-3: «Fácil victoria sevillista en el homenaje póstumo a Antonio Leal Graciani», en AS, 1/9/2004.
(29) Pérez Calero, Alberto Máximo: «Semblanza de José Manuel Puelles de los Santos», en Ateneo de Sevilla (https://www.ateneodesevilla.es/semblanza-de-jose-manuel-puelles-de-los-santos-por-el-dr-alberto-maximo-perez-calero-presidente-del-ateneo); Pérez Calero, Alberto Máximo: Aire de libertad. Sevilla, Diputación, 1995.
(30) Castro Prieto, Juan y Rodríguez Jiménez, Agustín: Breve historia del Sevilla FC. Desde Tablada a mejor equipo del mundo. Sevilla, Punto Rojo, 2010, pág. 63. No obstante, estos mismos autores, en el mismo libro, atribuyen a Manuel Blasco Garzón –cuya presidencia se inicia el 16 de mayo de 1923– el haber hecho la contratación del primer médico del club, José Manuel Puelles de los Santos; Morón Hernández, Concha: «Puelles de los Santos, José Manuel», en Todos (…) los Nombres (www.todoslosnombres.org).
(31) Álvarez Rey, Leandro: Los diputados por Andalucía de la Segunda República, 1931-1939. Diccionario biográfico I. Sevilla, Centro de Estudios Andaluces, 2009,, págs. 431-450; Castro Prieto, Juan y Rodríguez Jiménez, Agustín: Breve historia del Sevilla FC. Desde Tablada a mejor equipo del mundo. Sevilla, Punto Rojo, 2010, pág. 66; Historia del Sevilla Fútbol Club, en www.sevillafc.es, pág. 67.
(32) Historia del Sevilla Fútbol Club, en www.sevillafc.es, pág. 99.
(33) El Liberal, Sevilla, 12/2/1926.
(34) Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), Salamanca, leg. 52, exp. 63.
Agradezco al Área de Historia del Sevilla FC las facilidades ofrecidas para la consulta de publicaciones custodiadas en dicho departamento del estadio Ramòn Sánchez-Pizjuàn.

