Texto y fotos: Pedro Bohórquez Gutiérrez
Juan Clavero Salvador, primer director conservador del primero en antigüedad (junto al de Cazorla y las Villas) de los parques naturales de Andalucía, el de la Sierra de Grazalema, además de biólogo y geógrafo, y José Manuel Astillero Ramos, geógrafo experto en geohistoria (historia de los lugares) y en el análisis del territorio, los asentamientos antiguos, la red de caminos históricos, la evolución de montes y arboledas, el patrimonio histórico y la toponimia, son los autores de una monumental Historia del pinsapar de la sierra del Pinar. El libro, con casi seiscientas páginas, y profusa y oportunamente ilustrado, ha sido editado, sin escatimar calidad, por la editorial La Serranía, especializada en un amplio espectro de materias relacionados con la comarca natural de la Serranía de Ronda (que abarcaría las limítrofes sierras gaditanas), dentro de su colección Alforjas, del que hace su número 15. El periodista Juan José Téllez es autor del prólogo.
El volumen fue presentado el pasado 13 de diciembre [de 2024] en la Sala de la Cultura de la localidad de Benamahoma (Grazalema) especialmente vinculada por su proximidad, al pie de la Sierra del Pinar, con el devenir histórico de la reliquia biológica que constituye el bosque de pinsapos que esta alberga, único en Europa junto a los del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves (Ronda) y de Los Reales, en la malagueña Sierra Bermeja.
El acto concitó a un numeroso público de la comarca y, especialmente, de Benamahoma, cuya «memoria viva» –materializada en la presencia entre este público de personas mayores o descendientes de habitantes del lugar– ha contribuido con sus recuerdos y experiencias, como destacaron los autores, a la reconstrucción de la historia humana reciente del paraje, una historia que se remonta por los vestigios documentados a la prehistoria y se documenta ampliamente en las edades moderna y contemporánea, gracias, entre otras fuentes archivística de ámbito estatal, regional y provincial, al buen estado de conservación de los archivos municipales de Zahara de la Sierra y de Benaocaz.
El acto contó con presentador de lujo, el biólogo y ex director del Parque Nacional de Doñana, Miguel Delibes de Castro. El antiguo director conservador del Parque Nacional de Doñana subrayó que la obra de Astillero y Clavero, entre otros valores, ejemplifica cómo la acción humana influye sobre la geografía física y cómo esta influencia puede ser constructiva, tal como demuestra la historia del pinsapar de la Sierra del Pinar, en algunos momentos al borde de la extinción. Destacó que la obra es una fuente de conocimiento de la que había aprendido mucho «en el sentido más clásico», gracias al punto de vista interdisciplinar de los autores que conciben la geografía desde la «biogeografía», como saber amplio e imbricado con la historia humana y su acción sobre el territorio.
Miguel Delibes hizo referencia a algunos conocimientos en torno a la fauna que el libro aporta, como es el de la prima por cazar lobos, o a otros, de carácter etnográfico, como es el de la explotación de los pozos de nieve que abastecían al resto de la provincia.
Un hecho que llamó la atención del presentador, entre otros aludidos de la obra, es que la conciencia temprana de una posible desaparición del pinsapar reguló desde antiguo su explotación y contribuyó a su conservación, a diferencia de lo ocurrido con otras especies, sobre todo animales, pues se creía que estos no podían desaparecen y se limitaban a cambiar de lugar, no así los árboles. Sea como sea, el caso de la conservación del pinsapar hasta nuestro días ilustra que una acción positiva del ser humano puede contribuir a mantener la biodiversidad.
El capítulo del libro sobre la «memoria viva» del Pinsapar mereció para el presentador un comentario aparte y de él dijo que «nos ha emocionado». Evocó la experiencia «mágica» de su primer contacto con la Sierra del Pinar: la visión del Torreón nevado, desde la lejanía del Coto de Doñana en un día transparente.
Finalmente, Miguel Delibes reflexionó sobre los sentimientos contradictorios que le produce la transformación de los lugares naturales sujetos a leyes de protección, por la desaparición de formas de vida tradicionales y el despoblamiento que la conservación conlleva a veces, tras lo que abogó «por la conservación de la naturaleza pero con las personas». De ahí su concepción de los parques naturales como «promesas de futuro, de cómo este futuro tiene que ser», no como museos naturales, sino como una forma de vida que armonice el bienestar humano con la conservación de la naturaleza, inconcebibles el uno sin el otro.
Asimismo intervino el editor, José Manuel Dorado, quien destacó el carácter «monumental y enciclopédico» de la obra, referente desde ahora «para quien estudie la Sierra del Pinar y cualquiera de las sierras andaluzas y del territorio español».