Reseña de La estraperlista. Una heroína moderna, de Pilar Garrido Cendoya. Madrid, Editorial Ópera Prima, 2024
Texto: Malgara García Díaz
Pilar, la protagonista de esta historia, atraviesa un tiempo en el que las guerras marcan los calendarios. Hasta que llegó la Guerra de España, que también marcó el propio latido del corazón del país.
La paternalista idea, eternamente transmitida, acerca de la no fortaleza de las mujeres, tuvo numerosas ocasiones para desmentirse en la vida de los personajes de la novela. Un universo femenino se despliega y da soporte a las familias, afronta su sostenimiento en tiempos de hambre, en tiempos de muerte. Un universo que funciona como una red en la que cobra significado la sororidad. Las mujeres coraza y escudo, manteniendo los hogares, los bienes, los víveres, atenuando las pérdidas… Cómplices también en los respiros que, de tarde en tarde, dan los días y que permiten que crezcan esperanzas, por lo general, tejidas con los lazos del amor, de la amistad y del compañerismo y que harán más fuerte esa hermandad.
Una generación a medio camino entre la tradición y la modernidad, entre la costumbre y la innovación, entre la fe y la razón; pero obligada a reinventarse, porque no hay elección cuando se trata de subsistir. La mente inquieta de Pilar la llevará por negocios de diversa índole, incluyendo el que da título a la obra. Una sociedad que subordinaba a las mujeres al papel de reproductoras que, no obstante, no llevaba parejo el de reina del panal, puesto que también debían ejercer de obreras, se tambalea cuando los hombres están en la guerra.
Copadas las heroicidades por los varones y sus batallas, tampoco hay cabida para las mujeres entre las glorias patrias, aunque constituyan un ejército que sostienen el territorio, concebido como espacio natural de la especie, su cultura y sus vínculos, que no obedecen a fronteras trazadas sobre los mapas ni se reconocen en el ondear de banderas.
Cómo abordar la existencia cuando se es una niña que no responde al canon estético de principios del siglo XX: un trabajo de evolución personal que acompañará a la protagonista a lo largo de su vida, lo que significa un constante desafío de autoaceptación. Cómo responder a los acontecimientos adversos echando mano de recursos que ni ella misma sabía que pudiera tener: recorrer terrenos desconocidos, adentrarse en la noche, fingir, superar la enfermedad y el dolor. Cómo responder a la llamada del amor y, sobre todo, de qué forma gestionar la maternidad: un concepto próximo a las hijas de la tribu, las hijas y los hijos compartidos, también está presente en el libro. Estos son algunos de los planteamientos que la autora expone en el devenir de una vida no exenta de la autocrítica y, por tanto, de la culpa; donde la libertad se ve reducida por las circunstancias del momento, por los convencionalismos sociales y, donde hará falta una buena dosis de coraje para enfrentar las perspectivas de futuro y los errores del pasado.
El texto abunda en detalladas descripciones que nos trasladan a las calles de Madrid, a sus establecimientos, a las personas, a las casas y sus enseres, etc. Los objetos, las vestimentas, los alimentos, adquieren cualidades táctiles y hasta olfativas. En ese recrear la época, también recupera nombres, oficios, usos… demostrando una gran labor de documentación.
En definitiva, esta obra se adentra en el rescate de una memoria que no sólo es histórica, puesto que también lo es emocional, familiar, personal. Una aportación necesaria a la deuda que tenemos con nuestras bisabuelas y abuelas, las que sostuvieron al país para que los vencedores pudieran, nuevamente, negarlas y relegarlas. Su lectura nos ayuda a que jamás olvidemos los pasos que dieron, decididas y valientes, para, una vez más, salvarnos de nosotros mismos.