Agentes del servicio de Criminalística intervienen tras la denuncia judicial por las fosas comunes de la represión en el Marrufo

La Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo de la Sauceda y el Marrufo presentó el jueves 26 de julio de 2012 una denuncia ante el Juzgado nº 1 de Jerez de la Frontera por el hallazgo de restos óseos humanos con signos de violencia en la finca del Marrufo, en el término jerezano en el límite con los de Ubrique, Jimena de la Frontera y Cortes de la Frontera, en la confluencia de las provincias de Cádiz y Málaga. La denuncia, rubricada por Andrés Rebolledo Barreno, en representación de la entidad que agrupa a los familiares de las víctimas, se basa en la legislación internacional relativa a “crímenes de lesa humanidad”. Esta asociación promueve desde el pasado 2 de julio los trabajos arqueológicos encaminados a la exhumación de los cuerpos de las personas que fueron fusiladas sin formación de causa entre noviembre de 1936 y febrero de 1937 en este cortijo privado, convertido en destacamento militar en el que se practicaron detenciones ilegales, torturas, asesinatos masivos y sepulturas clandestinas en fosas comunes. Tras la presentación de la denuncia, que se interpuso en el Decanato de los Juzgados de Jerez, que a su vez lo trasladó al Juzgado número 1, la misma asociación procedió a denunciar los mismos hechos en la Comandancia de la Guardia Civil de Jerez de la Frontera, que la remitió a la comandancia de Ubrique, la más cercana al lugar donde se están excavando las fosas comunes. Seguidamente, hacia las cuatro de la tarde, se personaron en el Marrufo dos agentes de la Guardia Civil de Ubrique, que levantaron un atestado y regresaron al cuartel. A continuación, hacia las 19:30 horas, se presentaron en el lugar de las excavaciones los mismos agentes acompañados de dos miembros del Servicio de Investigación Criminalística de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz. Éstos procedieron al levantamiento del acta y la toma de fotografías de las fosas, con las evidencias de violencia en los cuerpos sepultados.

Miembros del Servicio de Investigación Criminalística de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz inspeccionan una de las fosas comunes del Marrufo, en presencia del arqueólogo, Jesús Román.
Miembros del Servicio de Investigación Criminalística de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz inspeccionan una de las fosas comunes del Marrufo, en presencia del arqueólogo, Jesús Román.

El presidente de la asociación de familiares, Andrés Rebolledo, expresó: “Hemos dado un paso importante al presentar la denuncia judicial 76 años después de los asesinatos de los que fueron víctimas nuestros familiares. Este día es importante porque se ha empezado a mover la maquinaria de la justicia, porque nuestro objetivo es conseguir que se haga justicia y que se rescate del olvido a aquellas víctimas inocentes, que merecen la dignificación de su memoria”.
Según los datos aportados por el arqueólogo director de la excavación, Jesús Román Román, hasta el momento se ha emprendido el trabajo de exhumación en cuatro fosas. En la primera de ellas se han localizdo diez cuerpos, dos en la segunda, entre siete y nueve en la tercera y dos en la cuarta.
Está previsto que estas actuaciones arqueológicas se prolonguen durante todo el verano, dado el elevado número de restos humanos que se supone que fueron enterrados en este cortijo, que fue ocupado a comienzos de noviembre de 1936 por cuatro columnas sublevadas en una acción combinada. Previamente, la Sauceda y el Marrufo se habían convertido en el último lugar de resistencia republicana, como refugio de cientos de familias residentes y de otras muchas procedentes de distintos pueblos de los alrededores (Jimena, Cortes, Algar, Alcalá de los Gazules, San José del Valle, Ubrique), que huían del avance de las tropas rebeldes. Tras ser tomado, el Marrufo se convirtió en un acuertelamiento al mando del jefe de la Guardia Civil de Ubrique, José Robles, que hizo de esta finca un centro de detención, tortura y fusilamientos. La combinación de testimonios orales de descendientes de las víctimas y de investigaciones de archivos indican que en este lugar pudieron ser fusiladas sin formación de causa más de 300 personas entre principios de noviembre de 1936 y finales de febrero de 1937.
El proyecto de exhumación de las fosas del Marrufo está coordinado en su conjunto por Andrés Rebolledo Barreno, con Fran Gómez como adjunto, y el equipo técnico lo forman Jesús Román Román, coordinador de las actuaciones arqueológicas; Juan Manuel Guijo, responsable del estudio antropológico físico; Manuel Castro Rodríguez, responsable de los trabajos topográficos; y Fernando Sígler Silvera, coordinador de las investigaciones históricas. En estas tareas colabora un grupo de voluntarios convocados por la asociación de familiares de las víctimas.

Detalle de restos humanos localizados en una de las fosas.
Detalle de restos humanos localizados en una de las fosas.

Respuesta a una noticia sensacionalista de El País
Comunicado difundido el 28 de julio de 2012:
Sensacionalismo o mala fe en un artículo de El País sobre la excavación de las fosas del Marrufo
El 26 de julio de 2012, El País (edición de Andalucía) publicó una noticia firmada por Alfonso Álvarez Dardet con el siguiente titular: “El dueño de Lotus financia los gastos de la fosa de víctimas del franquismo”.
Partiendo de este titular confuso e inexacto, la noticia adolece de falta de rigor y parece dirigida a destacar aspectos frívolos y sensacionalistas por encima de la seriedad que requiere un tema de tanta trascendencia histórica y de tanto calado humano como el fusilamiento masivo sin formación de causa de personas inocentes cuyos cuerpos fueron enterrados de manera clandestina hace 76 años y que ahora sus descendientes están intentando exhumar para dignificar su memoria y darles digna sepultura.
Llama la atención en primer lugar el lapsus del titular, pues no se financian “los gastos de la fosa”, sino, en todo caso, los trabajos arqueológicos de exhumación de cuerpos enterrados en fosas comunes. La brevedad obligada por razones de espacio hace que el resultado sea irrisorio.
En segundo lugar resulta indignante la expresión que figura en el primer párrafo de la noticia: “A la Asociación de Familiares… le ha tocado la lotería”. El intento de comenzar la crónica de manera original no sólo tiene aquí un resultado desafortunado sino que es chocante e insultante, pues a los descendientes de las víctimas no les ha tocado ninguna lotería; al contrario, han tenido la desgracia de que a sus progenitores y ancestros les fuese segada la vida de manera injusta, humillante y brutal. No es éste un tema que se preste a esta frivolidad propia de publicaciones del corazón.
La colaboración económica de uno de los familiares de los fusilados, hasta ahora prestada de manera discreta y sin ningún afán de protagonismo, se ve tergiversada en esta noticia de manera sensacionalista, cuando no con muy mala fe.
La aportación de Miguel Rodríguez, nieto de uno de los fusilados del valle de la Sauceda, fue ofrecida por él mismo de manera desinteresada sin que nadie se lo solicitase, y obedece a su implicación personal con esta causa de dignificar la memoria de las víctimas de esta zona. No tiene nada que ver su actividad empresarial con esta colaboración, que siempre ha querido llevar de manera totalmente discreta, precisamente para que ningún malévolo tuviera la tentación de mezclar asuntos que atañen a su intimidad personal con su dedicación profesional.
Otros medios que han aludido a esta colaboración económica de Miguel Rodríguez lo han hecho de manera respetuosa, teniendo claro cuál es el verdadero interés de esta iniciativa, la reparación de una injusticia histórica, pero El País ha caído en esta ocasión en la fácil tentación del sensacionalismo más pueril.
Algunas expresiones utilizadas por el redactor para justificar la intención sensacionalista con la que ha orientado su artículo son verdaderamente patéticas: el comentario coloquial del arqueólogo relativo a las condiciones materiales óptimas en las que se está desarrollando la excavación se relaciona de manera torticera con esa supuesta fortuna que habría tocado a los descendientes de las víctimas. Este juego (relacionar unas condiciones de trabajo reglamentarias con una supuesta situación agraciada por mor de esa “lotería” de la que habla el redactor) resulta burdo, y en esta línea insiste el firmante de la noticia cuando habla de “menú” de los participantes en la excavación como dando a entender que éstos nadan en la abundancia en tiempos de crisis, evitando explicar que se trata de un típico rancho de campaña que no tiene nada de extraordinario. Poner esa cuestión absolutamente secundaria y sin interés en boca del arqueólogo director de la excavación -a quien cualquier periodista tendría interés en preguntar asuntos de mayor enjundia relacionados con su trabajo científico- es verdaderamente lamentable. “Un menú” en vez de “bocadillo”, vaya disyuntiva “interesante” ha planteado el redactor. La verdad, si la intención de éste ha sido con esta comparación dar a entender que ésta es una excavación de lujo comparada con otras, no cabe sino deducir que a la hora de escribir tenía decidido que todo llevara a esta conclusión esperpéntica, y brindar así una oportunidad para el desprestigio de este proyecto.
Por cierto, son muchos los datos que omite el redactor imbuido de su orientación sensacionalista. El presidente de la asociación de familiares le explicó con detalle todo el proceso que ha conducido a este proyecto de exhumación. No es producto de esa lotería a la que tan desafortunadamente se refiere. La excavación es la culminación de un largo proceso de investigación histórica, recogida de testimonios personales, negociaciones administrativas e institucionales, prospecciones, catas previas, etc., etc. Todo este trabajo anterior, que se remonta a muchos años, desde que se iniciaron los primeros estudios sobre la Sauceda y el Marrufo, se han hecho siempre de manera voluntaria y entusiasta, casi siempre sin financiación y sólo el año pasado con una subvención del Ministerio de la Presidencia. El hecho de que en esta ocasión se haya contado con la colaboración económica de un familiar de una de las víctimas, por su implicación personal en este asunto, no impide señalar que, en cualquier caso, la asociación de familiares habría seguido en el empeño de emprender esta excavación acudiendo a otras vías. Además, siempre, antes de aceptar el ofrecimiento de Miguel Rodríguez, la asociación agotó todas las vías administrativas para intentar conseguir que el proyecto se desarrollase con la financiación de las instituciones públicas, al entender que son éstas las obligadas a ello ante crímenes de lesa humanidad como los que se cometieron en el Marrufo. De todas formas, la asociación agradece este ofrecimiento y esta aportación particular, concebida siempre como producto de una implicación personal, discreta y alejada de todo sensacionalismo.
Pero el artículo también adolece de falta de rigor en el aspecto de la cuantía económica. La aportación de Miguel Rodríguez no se dedica en exclusiva como dice la noticia a esta excavación, sino que se trata de una colaboración destinada a varios proyectos paralelos presentados por la asociación con sus memorias científicas y sus presupuestos detallados. Estos otros proyectos a los que se dedica la aportación de Miguel Rodríguez, omitidos por el periodista, no sabemos si por falta de profesionalidad o por mala fe, son: a) Adquisición y restauración de un edificio del casco antiguo de Jimena de la Frontera para la creación de la “Casa de la Memoria”, centro de documentación, investigación, difusión y encuentro sobre la memoria histórica de toda esta zona; b) Reparación del recinto del antiguo cementerio de la Sauceda, donde se proyecta dar digna sepultura a los cuerpos que se exhumen de las fosas comunes del Marrufo, una vez efectuados los pertinentes estudios científicos y tomas de muestras de ADN; c) Elaboración de una exposición itinerante sobre la historia de la represión en el valle de la Sauceda y, en concreto, el Marrufo; d) Edición de un libro con las conclusiones de las investigaciones históricas de archivos, testimonios orales de testigos de la época y descendientes de víctimas, resultados de los trabajos arqueológicos y de los estudios de antropología física y proceso social de reivindicación de la dignificación de las víctimas.
La forma en que se describe en la noticia la infraestructura con la que se cuenta en la excavación parece querer dar a entender que es poco menos que lujosa, cuando en realidad lo que los técnicos y voluntarios tienen a su disposición son los materiales imprescindibles para desarrollar un trabajo científico, en el que se sigue el protocolo de exhumaciones correspondiente. El trabajo se está haciendo de manera seria y digna, simplemente, en condiciones adecuadas para desarrollar esta tarea humana y científica. Además, la mayor parte de esta infraestructura no es un “gasto” como da a entender el titular, sino que es una inversión, pues la misma podrá ser utilizada en futuras actuaciones similares.
Una última consideración. El redactor de la noticia se puso en contacto con Miguel Rodríguez para hacerle varias preguntar relacionadas con su aportación y con su relación con el caso. El periodista se presentó como nieto de un fusilado de la Guerra Civil. Si esto último es cierto, guardamos respeto; si no lo es, el hecho quebraría el código deontológico de la profesión periodística.
Un proyecto serio de recuperación de la dignidad de las víctimas de la represión no se merece este tratamiento frívolo y sensacionalista.
Firmado:
Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo de la Sauceda y el Marrufo
y coordinadores del equipo técnico: Andrés Rebolledo Barreno, Jesús Román Román y Fernando Sígler Silvera.

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